En el verano del 2007 surgió un grupo de ¿vándalos? que se dedicaron a quemar cámaras de velocidad por todo el Reino Unido. El grupo, liderado por «El capitán Gatso» (gatso es la empresa que fabrica las cámaras de velocidad), se quejaba que las cámaras no habían hecho descender los accidentes de tráfico y que su único fin era recaudar dinero para las famélicas arcas del estado, provocando además un descenso en el número de agentes de tráfico en las carreteras. No cabe duda, al menos para mi, que el motivo real de poner cámaras de vigilancia no es con un fin recaudatorio o para controlar el tráfico, sino para vigilar aún más a la población.
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